Todos los que amamos a nuestros perros no podemos evitar asquearnos si nuestro perro empieza con episodios de coprofagia. La Coprofagia costumbre adquirida de comer su excremento, popo, caca…
Este es un hábito difícil de romper, ya que el hecho se constituye como una recompensa para el perro, o sea que el animal se siente complacido ingiriendo sus heces.
Se puede definir 3 diferentes tipos de Coprofagia:
- Ingestión de sus propias heces
- Ingestión de las heces de otros animales de la misma especie, en este caso perros (intraespecífica)
- Comer de las heces de animales de otras especies (interespecífica)
MOTIVOS DE LA COPROFAGIA
- Falta de nutrientes; puede que el perro no esté obteniendo los nutrientes de que necesita, lo que ocurre por diferentes motivos:
- Calidad dudosa de su comida, así el perro coma las cantidades indicadas en el paquete;
- Presencia de parásitos internos, resultando en la baja absorción de nutrientes.
- Problemas de salud, como por ejemplo pancreatitis, infecciones intestinales, entre otras, que impiden el correcto funcionamiento del ciclo digestivo.
En estos casos, el perro se come las heces intentando aprovechar los nutrientes que le hacen falta. Cuando el perro come heces de otros animales, lo hace generalmente porque pretende encontrar nutrientes que no obtuvo en su alimentación.
Semejanza con la comida
Como ya se mencionó, las raciones de mala calidad y de baja digestibilidad hacen que el perro sienta una necesidad de ingerir una superior cantidad de comida; produciendo así más heces.
El perro tiene una baja capacidad de digestión, digiriendo poco el alimento de cada ración; así que la comida se altera muy poco en su organismo transformándose después en heces todavía similares con la ración consumida. Si el perro no distingue la diferencia entre las heces y la ración que come; eventualmente creará un apetito natural para comérselas.
Hambre/Exceso de comida
El perro puede tener hambre porque no se lo están alimentando con la cantidad correcta de ración o al revés; se le da al perro una cantidad diaria de ración superior a la que necesita o un tipo de ración demasiado calórica (ricas en grasas); lo que hace que digiera correctamente la comida; el resultado es la producción de heces que se parecen mucho con su ración.
Ansiedad, soledad, estrés
Algunos perros desarrollan la coprofagia como un modo de escape de la soledad, la ansiedad o del estrés. Frecuentemente se ve perros con bajos niveles de ejercicio físico y mental, que pasan mucho tiempo solos y enclaustrados que desarrollan coprofagia.
Imitación
Un perro puede también aprender a comer heces cuando conviva con otro perro que tiene este comportamiento. Aunque es mucho menos frecuente, los perros aprenden de sus amos a limpiar sus heces, cogiéndolas y dejándolas en otro sitio o ingiriéndolas. Eso se trata de un caso de imitación perro-amo.
Suciedad
Las zonas donde se acumulan grandes cantidades de heces pueden provocar que el perro se sienta impulsado a limpiar el sitio; eso suele ocurrir en espacios donde el perro se queda mucho tiempo solo.
Evitar castigos
Si uno castiga el perro cuando hace sus necesidades dentro de casa; generalmente fregándole el hocico en las heces; el perro puede empezar comiéndose las heces como manera de esconderlas y evitar los castigos.
Batirle o fregarle el hocico en las heces por haberlas hecho es un tipo de violencia sin cualquier efecto positivo. El perro va a entender que se lo están castigando por haber hecho sus necesidades y no por haberlas hecho en el sitio equivocado.
Búsqueda de atención
Un perro que se sienta desatendido puede adoptarse el hábito de comer sus heces como manera de captar la atención de sus amos. Aunque sea una atención negativa, esta es la única manera que el perro quizás encuentre para que su amo le dé atención. Los perros que obtienen atención positiva de otras maneras no suelen desarrollar la coprofagia por este motivo.
Sumisión
En hogares en que vivan más de un perro, es posible que el más sumiso se coma las heces del perro dominante.
Instinto maternal
Se han desarrollado varias teorías que intentan explicar por qué las progenitoras ingieren las heces de sus crías. Una de las más populares explica que lo hacen para eliminar los vestigios de sus crías, evitando de esta manera que los posibles predadores descubran su existencia.
Otra teoría defiende que las madres se comportan así para mantener la limpieza del refugio. Existen también quienes digan que la madre intenta compensarse de una dieta insuficiente ingiriendo las heces de sus crías.
Exploración
Algunos investigadores defienden que es algo normal en el perro querer comerse sus propias heces, ya que se trata de una forma normal de curiosidad y de un deseo de explorar lo que ve a su alrededor.
Prevención y soluciones
La prevención es la mejor arma contra la coprofagia, ya que esta es una práctica bastante difícil de cambiar. Las más importantes medidas preventivas son: una dieta de buena calidad, ejercicio físico y mental, entrenamiento adecuado a la raza y edad del perro y la limpieza del espacio que habita el perro.
Lleva el perro al veterinario para que él le pueda hacer un despiste a la presencia de parásitos y asesórate de un nutricionista para que te aconseje en cuanto a la alimentación más adecuada para darle a tu perro.
Si el perro se encuentra bien de salud, tras haber sido examinado por el veterinario, las soluciones que se recomiendan son las siguientes:
- Alimentar el perro con una ración de alimento de buena calidad.
- Ajustar la cantidad de ración que se le da de acuerdo con su peso, raza/porte y edad del perro.
- Limpiar todos los días el lugar donde el perro hace sus necesidades.
- Proporcionarle estímulos mentales y ejercicio físico.
- Pasear el perro con correa, impidiéndolo acercar a las heces de otros perros.
- Optar por otros métodos de entrenamiento: toda vez que el perro se prepare para comer heces dile un “No” en tono grave e intenta distraerlo con un juguete.
- Evitar que el perro se haga sus necesidades dentro de casa, manteniéndole un horario rígido de alimentación; (no dejando comida a su libre disposición); y paseándolo siempre en las horas en que suele defecar.
- Aplicar sobre las heces productos indicados para causar aversión al perro y lo cohíban de comérselas.
- No dejar el perro solo por largos periodos de tiempo; si no puedes pasar más tiempo con él, arréglale una compañía.
- Si atrapas a un perro en el acto, no hagas un gran evento pero trata de distraerlo. Lanza una lata llena de monedas al suelo (ni cerca de ti ni del perro, el ruido parece que salió de la nada) y luego llámalo y recompénsalo cuando venga.
Hay también algunos alimentos que después de ingeridos resultan en heces con un olor y un sabor que causan aversión en el perro: calabaza, ananás y espinacas son algunos ejemplos. Sin embargo, infórmate junto al veterinario-nutricionista antes de darle al perro alimentos que no hacen parte de su dieta básica.
Hay dueños de perros que afirman que, con la madurez, sus perros dejan de ingerir heces espontáneamente; pero eso sólo ocurre cuando los cachorros empiezan comiendo heces por curiosidad. Los animales con una alimentación inadecuada seguirán viendo las heces como un suplemento alimenticio, hasta que se le cambie la dieta.